Laudato Si: Un llamado urgente para el cuidado la casa que habitamos

Laudato Si: Un llamado urgente para el cuidado la casa que habitamos

En 2015, el Papa Francisco dejó una carta que hoy, diez años después, aun vibra con fuerza: el Laudato Si. Un mensaje poderoso: nuestra casa común, la Tierra, s encuentra en crisis, y el cambio real comienza en cada uno de nosotros.

Aun siendo un documento religioso, el Laudato Si no habla solamente a los creyentes. Habla para todos: científicos, políticos, empresarios, agricultores, jóvenes, artistas. Para cualquiera que sienta, de alguna manera, que el planeta no puede esperar más.

¿Qué es Laudato Si?

La encíclica lleva el nombre del cántico de San Francisco de Asís que celebra la belleza de la creación. El Papa Francisco retomó ese espíritu y lo transformó en una invitación urgente: cuidemos lo que nos cuida.

El Laudato Si no se queda solo en advertencias sobre la crisis del cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Va más allá. Habla de un sistema que descarta tanto a personas como a recursos. De un estilo de vida que nos desconectó de la Tierra, de los otros, y de nosotros mismos. Francisco propone algo revolucionario: todo está conectado. No hay forma de proteger la naturaleza sin proteger también la dignidad humana, la cultura, la justicia.

El impacto del Laudato Si

Cuando el Laudato Si salió a la luz, en 2015, la histórica Cumbre de París estaba pronta a desarrollarse. El documento ayudó a poner sobre la mesa algo que a veces se olvida: la crisis ambiental no es solo un problema técnico o económico. Es un problema ético.

Desde entonces:
Muchas comunidades religiosas empezaron a trabajar por la justicia climática.
Se abrió un nuevo diálogo entre fe, ciencia y ecología.
Se reforzó la idea de que el cambio climático afecta primero —y más duro— a los más vulnerables.

No se trata solo de reducir emisiones. Se trata de cambiar la forma en la que vivimos y nos relacionamos con todo lo que nos rodea.

Péenkok’ y el espíritu del Laudato Si

En Péenkok’, no pensamos la sostenibilidad como una moda. La pensamos como un compromiso. Como un estilo de vida que busca, todos los días, ser un poco más consciente, un poco más respetuoso.

El espíritu del Laudato Si nos inspira a hacer las cosas de otra manera:

Elegimos materiales que cuidan —como el algodón orgánico y el lyocell—.
Apostamos a prendas duraderas, que no sigan el ritmo frenético del usar y tirar.
Creemos en producir con respeto, para la Tierra y para quienes forman parte del proceso.

Sabemos que no somos perfectos. Pero creemos que cada decisión cuenta. Y que elegir mejor también es un acto de amor por este lugar que nos sostiene.

Un recordatorio que no pierde fuerza

El Laudato Si nos recuerda algo que a veces olvidamos: no somos dueños de la Tierra. Somos parte de ella.

En un mundo que promueve lo desechable, detenerse a valorar, reparar y respetar puede ser un acto profundamente revolucionario. Y tal vez, el más urgente de todos.

Regresar al blog